Sucede a veces...
Sucede a veces, que uno se enamora de los árboles, por la sombra que producen, la fuerza de sus ramaso la dulzura de sus frutos. Sucede también, a veces, que el árbol que uno ama, se convierte en hombre, y uno ama sus ideas, sus labios, su corazón, sus brazos o el sexo (porque los árboles tienen sexo). Y sucede después, a veces, que el árbol que uno ama, está tan cerca que asombra, asusta. Deja de ser un árbol y parece un sol que deslumbra los ojos enamorados. Y sucede entonces, a veces, que uno, no sabe si cerrar los ojos y esconderse, o contemplar al árbol-hombre-sol hasta quedarse ciego... afortunadamente ese arbol no soy yo.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home