Días Perfectos.

                                                                     


Se encontró frente al lápiz, con la hoja en blanco pidiendo ser llenada con letras, dibujos o aquellos trazos. Solo no quería permanecer en blanco.
Alberto no sabía si escribir, o contener la idea en su cabeza, en su mente, en su corazón.
El plexo dentro de él, se desenvolvía y crecía hilo por hilo esperando impulsar la mano y ponerla a escribir. El, con el lápiz ácido a su mano dejaba escapar una bocanada de aire mientras escribía y se decía con el aliento… Quince años.

-Desperté al salir del desnivel, abrí los ojos por los rayos del sol. Aun no lo podía creer; había estado catatónico durante las últimas horas. Mi último recuerdo fue a la puerta de tu casa. La calle estaba sola, el viento soplaba y me hacía sentir como si intentara acercarme a ti. Levante la mirada al cielo esperando encontrar  una señal pero nada, la luna apenas me permitía verla; se escondía tras unas nubes y solamente me regalaba media mirada. En ese momento sentí que se burlaba.

Rememoraba la noche y sentía que esta había sido perfecta. No me podía permitir que terminara así, no ahora, no después de tanto tiempo.
Llegue a tiempo por ella, el lugar fue adecuado, el grupo toco como si el público sumara tres dígitos. Norma no paraba de reír.
Al escuchar “pal mar”, mi mirada se cruzó con el artista y pensé que era el momento adecuado pero, me falto valor. Imagine acercarme, sonreír, besarte pero…  todo se quedó en la imaginación. El brillo en su mirada me hizo pensar que ella esperaba lo mismo.

Pensé en volar hacia atrás y regresar en el tiempo pero… quince años es mucho. Quería regresar a ese domingo y volver a vivirlo; estar allí antes de las nueve y verte cruzar la calle. Mientras caminabas sonriendo yo me quedaba un instante sin aliento, sin saber que decir; justo como hoy. Hoy, después de quince años veo que me sigues robando el aliento.
En aquella ocasión solo nos dijimos adiós mientras sonreíamos. No hubo saludos ni presentaciones; un intercambio de miradas y solo eso.

Por un momento deje de escuchar; sentía los latidos golpeando mi pecho. Al verte descubrí el brillo, supe que era la señal. Avance un paso mientras me mirabas, mi mano alcanzo tu cintura al tiempo que te halaba hacia mí, mi cuerpo se encorvaba, yo solo veía tus ojos. Nuestros labios se unieron y… deje de pensar… deje de existir.

Ahora, no sé si lo recuerdo o si es mi imaginación. Mientras lo disfruto, continuare conduciendo.